La trufa nos regala el sabor del tiempo: la naturaleza en su sabiduría e inteligencia. Cada suelo, cada clima y cada variedad de trufa le dan una pincelada de identidad y diversidad en sus posibilidades gastronómicas para crear platos sencillos o más sofisticados, con un toque único, singular e inimitable por otra nota gustativa o ‘gourmand’. Así, la trufa negra o tuber melanosporum nos obsequia con toques de chocolate, ajo, mantequilla, queso o sutilísimas notas florales como la rosa o aromáticos componentes de su amplísima paleta. Maestra del perfume, la trufa nos recuerda la importancia del aroma en el sabor y nos regala una experiencia inigualable en cada bocado.
Isabel Guerrero
Química, perfumista y formadora para entrenar al I panel mundial de expertos de cata de Trufa negra (Aragón).
Foto: Gabi Orte/Chilindron.es