Ingredientes:

  • 30 gramos de trufa
  • Aceite de pepita de uva. Si no encontramos este podemos usar de girasol, cuanto más suave el sabor del aceite mejor.

Elaboración:

Es una forma muy sencilla de conservar la trufa y, sobre todo, de sacarle mucho rendimiento a la trufa.

Se ralla la trufa en finas capas y se mete en un litro de aceite. Cuanto menos sabor tiene el aceite más coge el sabor de la trufa.

Se mete al horno a no más de 40 grados centígrados. En el caso que el horno no se pueda poner tan bajo, abrir un poco la puerta del horno. Es importante que no suba de esta temperatura porque la trufa empieza a perder los aromas.

Se deja así unas dos horas y luego se saca. El aceite no puede conservarse durante mucho tiempo fuera o incluso en la nevera, pero si puede conservarse durante meses en el congelador y seguirá estando aromatizado. Las láminas de trufa que han sido confitadas, pueden sacarse del aceite para ser usadas en otras recetas y el aceite se puede usar congelándolo y asegurándonos de que está bien cerrado, tanto para aderezar una simple ensalada, como para dar el último toque a un asado que queramos trufar.