La cocinera María Luisa Banzo ha utilizado más de 18 kilos de trufa negra en el restaurante que dirige en Madrid y que lleva su nombre.
La cocinera María Luisa Banzo ha utilizado más de 18 kilos de trufa negra en el restaurante que dirige en Madrid y que lleva su nombre. Esta notable cantidad constata la «pasión» que esta soriana siente por este hongo al que considera un alimento más que un condimento y que ayer transmitió a los profesionales turolenses que ayer participaron en un taller que tuvo a la tuber melanosporum como protagonista.
La jornada, organizada por la asociación provincial Teruel Empresarios Turísticos (TET) y la Asociación de Truficultores de Teruel, tuvo lugar en las cocinas de la Escuela de Hostelería y sirvió como avance de las próximas Jornadas Gastronómicas de la Trufa Negra de Teruel.
Banzo transmitió a sus colegas turolenses la «pasión» que le inspira la trufa para que «pierdan el miedo» a usarla en la cocina y consideren, como ella, que «no se trata de un condimento, sino de un alimento». «No tenemos que usar la trufa solo para dar sabor, sino que debemos comerla, masticarla, emborracharnos de trufa», argumentó.
En los fogones del restaurante La cocina de María Luisa se usa preferentemente la trufa negra procedente de Soria, pero también de Teruel e incluso de Castellón. Su propietaria no dudó en afirmar que la producida en tierras turolenses es «muy, muy buena».
Asimismo, destacó la importancia de que la provincia sea el primer productor del mundo de trufa negra. «La gente no valora eso, pero Teruel, los fines de semana de la temporada, tendría que estar lleno de gente para disfrutar de la provincia a través de la trufa», señaló.
Ahondando en el tema, precisó que provincias como Teruel, Soria y Cuenca tendrían que potenciar su desarrollo turístico a través de la gastronomía basada en productos como la trufa, «que además no los tiene nadie». «Huertas y embutidos hay muchos en España, pero la trufa no la tiene nadie más. Por eso, tenemos que utilizarlo y abusar de ello», argumentó.
En este camino, subrayó que «es una tarea de los cocineros y de los truferos» conseguir que la trufa negra sea un producto tan apreciado en España como ya lo es en Francia. «Tenemos que hacer una labor docente y didáctica», dijo desvelando su formación en Magisterio y sus inicios en el mundo laboral como maestra.
Por eso, cuando recibe en su restaurante las cestas de trufas, ella misma las lleva a la sala, se las enseña al cliente, al que deja que las huela y que las toque, antes de laminarlas ante sus ojos. «Quiero que las vean para que las aprecien y valoren», comentó.
Banzo, que ayer enseñó a hacer, entre otros platos, un Ternasco de Aragón mechado con trufa, recomendó encarecidamente no mezclar jamás este producto con ajo, pimiento y tomate, «porque pierde completamente la gracia». Y para iniciarse en su uso y consumo, dijo que nada mejor que colocar unas láminas de trufa templada sobre una rebanada de pan con aceite de girasol y sal.
¡Buen apetito!
Fuente: Diario de Teruel